Introducción: La melatonina, aislada originalmente de la glándula pineal de los mamíferos, se identificó posteriormente en muchos tipos de células animales y en plantas. Aunque hace más de 5 décadas se descubrió que la melatonina inhibe el cáncer, su potencial anticancerígeno no se ha explotado plenamente a pesar de su falta de toxicidad grave en un rango de dosis muy amplio, su elevado margen de seguridad y su eficacia.
Áreas cubiertas: Esta revisión elucida los mecanismos potenciales por los que la melatonina interfiere en el crecimiento tumoral y la metástasis, incluyendo su capacidad para alterar el metabolismo de las células tumorales, inhibir la transición epitelio-mesénquima, revertir la quimiorresistencia del cáncer, funcionar sinérgicamente con fármacos inhibidores del cáncer convencionales limitando al mismo tiempo muchos de sus efectos secundarios. A diferencia de su función como potente antioxidante en las células normales, puede inducir estrés oxidativo en las células cancerosas, contribuyendo a sus acciones oncostáticas.
Opinión de los expertos: Teniendo en cuenta la gran cantidad de datos experimentales que respaldan los múltiples y variados efectos inhibidores de la melatonina en numerosos tipos de cáncer, junto con la práctica ausencia de toxicidad de esta molécula, no se ha probado a fondo como agente anticancerígeno en ensayos clínicos. Parece haber una resistencia significativa a tales investigaciones, posiblemente porque la melatonina es barata y no patentable, y como resultado habría una ganancia financiera limitada por su uso.