El daño oxidativo del ADN tiene importantes implicaciones para la salud humana y se ha identificado como un factor clave en la aparición y el desarrollo de numerosas enfermedades. Así pues, es evidente que prevenir el daño oxidativo del ADN es crucial para los seres humanos y para cualquier organismo vivo. En este contexto, la melatonina es una molécula asombrosamente versátil.

Puede ofrecer protección directa e indirecta contra una amplia variedad de agentes dañinos y a través de múltiples vías, que pueden (o no) tener lugar simultáneamente. Incluyen la protección antioxidante directa, mediada por la actividad de eliminación de radicales libres de la melatonina, y también vías de acción indirectas. Estas últimas incluyen, al menos: (i) la inhibición del daño del ADN inducido por metales; (ii) la protección frente a desencadenantes no radicales del daño oxidativo del ADN; (iii) la protección continua tras ser metabolizada; (iv) la activación de enzimas antioxidantes; (v) la inhibición de enzimas prooxidantes; y (vi) la potenciación de la maquinaria de reparación del ADN. La capacidad única de la melatonina de mostrar múltiples acciones neutralizadoras frente a diversos factores amenazantes, junto con su baja toxicidad y su capacidad para atravesar barreras biológicas, son factores importantes para su eficacia en la prevención del daño oxidativo del ADN.